Ni
la bajada del IVA, ni la ley de propiedad intelectual ni, en realidad, casi
nada de lo que lleva apareciendo en los titulares del escaso espacio que ocupa
la Cultura en los medios de comunicación de tirada nacional. Son temas
importantes, por supuesto, pero no son la clave. Y en estos tiempos de 140
caracteres y de frases contundentes y rotundas hay que explicar que no existe
una única solución, no hay una varita mágica, no hay un tema cuya solución
conlleve en cascada la solución del resto de problemas. Son muchos los
problemas y son muchas las soluciones posibles. Y el primer paso consiste en realizar
un buen análisis de nuestra realidad cotidiana en lo que en este caso a Cultura
se refiere. Un análisis que vaya mucho más allá de titulares y de grandes
golpes en el pecho dialécticos, un análisis a pie de calle, de cine, de teatro,
de sala de exposiciones, de concierto, de galleria, de museo, de librería y de
bibliotecas.
A
raíz de la salida de José María Lasalle de la dirección general de Cultural del
Noministerio de Cultura, en casi todos los periódicos de ámbito nacional se ha
realizado balance de su gestión. Y todos se centran primero en la ley de
mecenazgo no aprobada para luego pasar como un mantra ya caduco e inútil por el
IVA y la ley de propiedad intelectual. Nadie habla del estatuto del artista, de
la descentralización de la inversión Cultural, de la creación de público, de la
desinversión en Bibliotecas, del abandono de las librerías, de los nuevos
modelos de creación, etc… Nadie habla de la necesidad de plantear una política
cultural estatal digna de tal nombre, que sería el primer y gran reto de un
gobierno que se tomase en serio la Cultura o lo que sería lo mismo, que se
tomase en serio al país. Si se me permite una breve divagación, me encantaría
que se hablase menos de banderas, naciones y de quien paga a quien tal o cual
cosa y se hablase más de Cultura, qué es lo que nos define como sociedad, qué
es lo que realmente somos, una sociedad compuesta de ciudadanos, no de banderas
ni de balanzas fiscales.
La
Ley de mecenazgo, tuviera la forma que tuviese, es decir, sea mayor o menor el
porcentaje a deducir de la inversión privada en Cultura, no podria solventar
apenas nada salvo a los grandes nombres, como el Prado, el Reina Sofía y si
acaso media docena de espacios más, no hay que olvidar que la mayor parte de la
Cultura se desarrolla fuera de los grandes espacios. Y por varios motivos; el
primero la falta de tradición, España no es Inglaterra ni Estados Unidos, entre
otras cosas porque llevamos apenas 40 años de políticas culturales y porque
éstas han seguido, con toda la razón del mundo, el modelo francés, donde la
inversion estatal es mucho más importante para el fomento de la cultura que la
aportación privada (venimos de dónde venimos y tras el erial cultural del
franquismo esa era la única opción viable). El segundo sería por la tendencia
de los capitales significativos a centralizar sus inversiones, es decir, poco
iría fuera de Madrid y Barcelona, salvo la inversión de empresas y mecenas locales,
con mucha menor capacidad de injertar dinero en la Cultura, que es lo que está
ocurriendo desde la crisis en países con mayor tradición de políticas de
mecenazgos como Inglaterra o la incluso Francia, con una reciente ley.
Es
cierto que alguien, con toda la razón, podría decir que más del 80% de la inversión
que el Noministerio de Cultura realiza está focalizada esencialmente en Madrid
y en menor medida en Barcelona y que en el resto del país ni está ni se le
espera, pero este sería otro tema…
¿Quien
invertiría en creadores emergentes o experimentales? ¿quien en formas de arte
fuera de los grandes circuitos de información? ¿quien en proyectos de riesgo en
zonas periféricas? Y podríamos seguir un buen rato planteando preguntas de este
tipo, de propuestas fuera del mainstring cultural e incluso dentro ¿quién
aportaría fondos a las bibliotecas para la compra de libros?. Habría varios
motivos más pero creo que los dos que he esbozado son bastante evidentes de la
limitada capacidad de cambio a corto y medio plazo de una ley de mecenazgo en
nuestro país. Y esto no significa que no haga falta una ley de este tipo, hace
falta y mucho, pero no digamos que es la gran solución ni que va a solucionar
los grandes y graves problemas de la financiación de la Cultura. Todo en su
justa medida.
Termino
con otra pregunta ¿A quién le interesa que se hablo tanto de una ley de
mecenazgo que los profesionales sabemos perfectamente que solucionaría poco?
La responsabilidad de los artículos
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Escuela de Estudios Sociales y Políticos “José Llavador Mira” del PSOE de San
Jerónimo no comparte necesariamente las afirmaciones contenidas en los mismos,
limitándose ésta a ofrecer una plataforma para el debate de ideas.